Las lesiones neurológicas pueden producirse en distintos segmentos del
sistema nervioso, una exploración detallada junto con un examen neurológico en profundidad
nos orientara sobre la localización de la lesión.
Lo primero que debemos preguntarnos es si realmente es un problema
neurológico: déficits en estado mental, cambios posturales, cambios en la
marcha o déficits propioceptivos o de nervios craneales nos orientaran hacia
este supuesto.
La etiología de una afección neurológica puede dividirse en distintas áreas:
Vascular: de aparición
aguda y de curso no progresivo, puede ser un accidente cerebro-vascular.
Inflamación/infección:
de aparición aguda y de curso progresivo como una ehrlichiosis o una enfermedad
nerviosa como el moquillo o el PIF.
Toxica/traumatológica:
de aparición aguda, de curso no progresivo, como por ejemplo intoxicación por
rodenticidas o por etilen-glicol.
Anomalías congénitas:
de curso crónico como un no cierre de las fontanelas.
Metabólicas: de curso
aguda, de forma no progresiva.
Idiopática que puede
aparecer tanto de forma aguda como crónica.
Neoplasica: de
aparición crónica.
Degenerativa: también
de aparición crónica.
En las lesiones del encéfalo tendremos un estado de conciencia alterado, en
el cerebelo unas reacciones en la marcha atípicas con hipermetría, tambaleos;
en el tronco del encéfalo podemos tener un alteración de algunas pares
craneales.
En cuanto a las lesiones medulares, pueden estar localizadas en C1-C5,
C6-T2, T3-L3, L4-S3. Habrá síndromes de motoneuronas superiores o inferiores en
función de los reflejos de las dos intumescencias.
Lo primero que se pierde en una lesión medular es la propiocepcion, después
los movimientos motores y después la sensibilidad. En la porción cervical el
canal medular es lo suficientemente ancho para que solo se produzcan cambios en
la propiocepcion mientras que el canal torácico es bastante estrecho y una mínima
presión puede ocasionar la perdida de la motricidad.